Se realizará en la UNQ una performance que revive el ciclo Teatro Abierto
El lunes 15 de abril a las 20 hs se realizará, para todo público, la conferencia performática “Teatro abierto: una experiencia artística de resistencia política a la última dictadura cívico-militar” en el Auditorio Nicolás Casullo de la Universidad Nacional de Quilmes. A través de una conferencia, actuaciones y entrevistas audiovisuales, el evento propone dar a conocer lo que fue el ciclo Teatro Abierto, un movimiento cultural y artístico que protestaba y denunciaba la dictadura cívico-militar que aún gobernaba en el país.
“Mediante materiales académicos, de archivo y con el uso del cuerpo en escena, contaremos de qué se trató la experiencia del Teatro Abierto, que hoy es un símbolo de resistencia artística, y mostraremos entrevistas a actores, actrices, directores y técnicos que formaron parte. También, haremos una de las obras que se hacían en aquel entonces que se llama ‘Tercero Incluído’ de Eduardo Pavlovsky”, cuenta Ana Antony, actriz y trabajadora del área de Cultura de la UNQ, a la Agencia de Noticias Científicas.
El equipo, conformado por docentes, estudiantes y personal administrativo y de servicio, hizo su primera función en octubre de 2023 en el marco de los cuarenta años de democracia. Julia Augé, directora y guionista del evento, comenta: “El Teatro Abierto fue un antes y un después en la historia nacional de las artes escénicas. Había una necesidad muy grande de juntarse y hacer cosas para enfrentar el miedo y la censura que generaba la dictadura y eso fue correspondido con una respuesta muy positiva por parte del público. También fue una forma de demostrar que de manera colectiva se puede resistir y que no hay forma de salvarse solo”.
Un pedazo de historia
En 1981 el Teatro San Martín declaró que no había obras de autores argentinos, a la vez que se cerró la cátedra de Teatro Argentino Contemporáneo del ex Instituto Universitario Nacional de las Artes (actualmente, Universidad Nacional de las Artes). Además, muchos de los actores, actrices y directores formaban parte de las llamadas “listas negras” –de censura– por lo que no eran convocados por otros teatros o productoras para realizar obras.
Es en este contexto que los trabajadores de las artes escénicas se reunieron para dar lugar al ciclo Teatro Abierto, que consistía en producir y exhibir tres obras cortas por día para demostrar que el teatro argentino sí estaba presente. De esta manera, el 21 de julio de ese mismo año inició este movimiento con su primera función en el Teatro del Picadero. Entre la gente de teatro se encontraban Ricardo Halac, Griselda Gambaro, Carlos Somigliana, Eduardo Pavlovsky, Luis Brandoni y Pepe Soriano.
Las obras denunciaban de una manera encriptada la represión, las desapariciones de personas y el autoritarismo. El ataque no tardó en llegar: el 6 de agosto de 1981 un comando militar incendió el Teatro del Picadero. “A partir de ahí se mudaron al Teatro Tabarís, una de las salas más comerciales de calle Corrientes y con el doble de capacidad que el Picadero. La recepción fue muy masiva, la gente hacía filas y se agotaban las entradas para ir a ver el teatro argentino”, cuenta Antony. El ciclo de producción de obras se repitió en 1982 y 1983 con la vuelta de la democracia.