Iniciamos una nueva estación con el equinoccio, un fenómeno que solo pasa dos veces al año y, dependiendo de la ubicación en donde estemos, será de otoño o de primavera. Si estamos en el hemisferio Norte será de primavera y sí, como en este caso, estamos en el hemisferio Sur será un equinoccio de otoño.

La estación que comienza tendrá una duración de 92 días y 18 horas y terminará el 21 de junio, cuando se abrirá el invierno en el Sur del planeta Tierra.

¿Pero qué es un equinoccio?

La palabra equinoccio proviene del latín y quiere decir «noche igual». Los equinoccios, tanto de primavera como de otoño, son momentos del año en los que el Sol está posicionado en el plano del Ecuador celeste, punto en el que alcanza el cenit provocando que el día y la noche tengan casi la misma duración en la cantidad de horas de luz y de noche.

Con el otoño el Sol de mediodía comienza a estar cada vez más bajo y las noches empiezan a volverse cada vez más largas. Esto ocurre cuando termina el verano y comienza el otoño en el hemisferio Sur.

Varias civilizaciones antiguas como los Mayas, que fueron grandes astrónomos, lo demostraron en las escalinatas de la pirámide de Chichén Itzá, México, también conocida como El Castillo, que de forma exacta durante la puesta de sol en los equinoccios de primavera y otoño, la luz solar baña la empinada escalinata de manera que en un ángulo justo crea la forma de una serpiente que parece deslizarse a lo largo para acabar en una gran cabeza de serpiente.

Ese día, en México, las personas acostumbran a vestirse de blanco para recibir energía y, desde hace tiempo, realizan distintos rituales en las pirámides de Chichen-Itzá y Teotihuacán que continúan mayormente en esta época del año.

Por Nora Carreón